Soy Lucas Barbosa, soy de Brasil, tengo 21 años. Hace dos semanas me mudé de mi ciudad Natal (capital del estado de Río Grande del Norte) para una comunidad de ocupación irregular, lo que conocemos como «favela» (en español podría ser los Barrios) en Maceió (capital del estado de Alagoas) llamada Grota de la Alegría. Las tensiones de las dificultades, materiales y más allá de ellas, que los habitantes de aquí enfrentan en la vida se intensifican con sus prácticas y les traen nuevas dificultades, barreras y estigmas sociales. 

El desempleo, el consumo de drogas ilícitas, el involucramiento (desde muy temprano) de jóvenes con el crimen, desgraciadamente son un hecho por aquí. Se perpetúa así un ciclo, que viene de décadas en esas ocupaciones, de falta de acceso a una vida más digna. 

Tomé ese paso porque creo que el evangelio quiere echar raíces en lugares como éste; porque creo que no hay mejor manera de trabajar por una comunidad que formar parte de ella, encarnarla en la totalidad de su realidad; porque fue donde Dios abrió (varias) puertas para que yo siguiera. Gracias a Él, aquí cuento con un gran apoyo de una iglesia local – de todos los hermanos y, especialmente, del pastor de la congregación. Sin eso simplemente no sería viable.

En realidad, la iglesia (una pequeña comunidad que se reúne en una avenida que pasa cerca a las escaleras por las cuales se adentra en la Grota de la Alegría) hoy abarca esa villa de miseria como su principal campo misionero. Aquí juntos soñamos en colaborar en un proceso de desarrollo local, y en el anuncio poderoso del evangelio de nuestro Señor, Jesucristo. En el vecindario en el que estoy, los hermanos de nuestra congregación son bien recibidos, eso me ha facilitado el proceso de desarrollar relaciones con mis vecinos. Ya hice algunos amigos y sueño en empezar, muy pronto, una reunión de oración semanal.

 Además de todo, algunos amigos míos de Natal también están pensando en venir a vivir aquí en la Grota. Si esto sucede será de gran ánimo y ayuda para toda la congregación (que, como hablé, no dispone de muchas personas). Creo, y las señales hasta aquí nos han confirmado, que esos serán algunos pasos más en dirección a las grandes cosas que Dios aún traerá para todos nosotros aquí en Grota de la Alegría. Y así también he recibido el ministerio Múdate como parte de mi vida y llamado; me siento muy feliz de saber lo que Dios ha hecho en tantos lugares por medio de esa misión, y me alegro por formar parte de eso.

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