Hay algo que aprendí en el movimiento de IFES en Brasil (International Fellowship Evangelical of Students) que cambió mi manera de entender la obra de Dios, y eso due que «Dios está obrando a pesar de nosotros» y que el con todo y nuestras debilidades nos invita a ser parte de su obra en el mundo. Esta fue una verdad que experimenté cuando hablaba de Cristo a mis amigos en la universidad; esto ha sido una verdad ahora que mi campo de misión son mis vecinos.
Uno de los fines de semanas habituales en mi casa, salí para sacar la ropa al tendedero y una vecina me llamó y se puso a compartir conmigo cómo se sentía llamada por Dios para hacer con él un compromiso. Quedé muy contenta con esta platica, lo más gracioso es que ella me pidió que la llevará a la iglesia. Esto me recordó que, lo que pensábamos nosotros era «nos vamos a mudar y vamos hacer un super cambio en la realidad en el barrio»; pero la realidad es lo que hace Dios en nosotros, nos cambia nuestra realidad y la manera como vemos su obra.
Hay algo muy bello que aprendí y he aprendido con Múdate. Dios ya está ahí en los barrios pobres y marginados en nuestras ciudades, mientras nosotros los esquivamos y buscamos los lugares seguros, Jesús está caminando con los pobres, los marginados, las prostitutas y los pecadores, es ahí, en este vecindario, donde iremos a encontrarlo.
Un tiempo después de esto, yo estaba sola en mi casa, muy sobrecargada por las actividades de la escuela y no me sentía bien; fui al hospital y no era nada, el doctor me dijo que estaba bien, que todo estaba normal, regresé a mi casa muy frustrada de no haber encontrado una respuesta.
Entonces fui a la casa de otra vecina, y me puse a llorar, abrí mi corazón, expuse to lo que sentía en ese momento, me hice vulnerable. Hasta ese momento pensaba que no debería dar a conocer mis debilidades, que no debía ser vulnerable con la gente a la que estoy sirviendo, pensaba que estaba ahí para ser fuerte en la comunidad y no débil. Sin embargo, recordé que Jesús hizo o se mostró vulnerable en algunas situaciones. Él que es el Señor de todas las cosas se expuso a la debilidad. ¿Entonces quien pienso que soy yo?. Fue en ese momento que me di cuenta que esta vulnerabilidad que mostré, permitió que mi vecina y yo tuviéramos una buena conversación y lloramos juntas por lo que nos preocupa.
¡Esta me parece la obra de Dios! No nos hace a nosotros seres muy poderosos, pero nos enseña un camino de humildad, donde nosotros no necesitamos enmascarar nuestras debilidades. Así es nuestro Dios, el Señor de todo, que elige sentarse en la mesa de los pobres y hablar con los niños.